El núcleo de Saturno es una gran bola de nieve rocosa difusa

La formación de un gigante gaseoso es un verdadero desafío en el cosmos. Los planetas, como Saturno, nacen bajo condiciones extremas donde las estrellas recién formadas se calientan, expulsando rápidamente cualquier gas residual de las regiones cercanas de formación planetaria. En este vertiginoso proceso, crear un gigante gaseoso requiere la formación de un gran planeta rocoso, capaz de generar suficiente atracción gravitacional para capturar el gas lanzado al espacio antes de que este escape al vacío.

Los estudios sugieren que tanto Júpiter como Saturno pueden poseer un núcleo rocoso, lo que plantea preguntas intrigantes sobre su estructura interna. Hasta ahora, confirmar la composición de estos núcleos ha sido bastante complicado. Sin embargo, recientes investigaciones han mostrado que, al analizar las características de los anillos de Saturno, se pueden detectar influencias gravitacionales sutiles en su núcleo. Aunque los resultados aún no son definitivos, indican que el núcleo de Saturno podría ser grande, y su composición rocoso se extiende de manera difusa en toda la región.

¿Una mirada en capas?

Similares a los planetas terrestres como la Tierra y Marte, donde la formación moderada permite la estructura en capas, los gigantes gaseosos deberían presentar un núcleo metálico rodeado por capas de roca y gases, distribuidos en atmósfera. Los primeros modelos de los interiores de estos planetas sugiere esta configuración. Durante el estudio de los datos obtenidos de la sonda Cassini, se observó un campo gravitacional alterado que confirma la existencia de materiales en el interior de Saturno, que a su vez crea patrones en sus anillos. Esto se hace evidente cuando la luz solar atraviesa los anillos.

Siguiendo estas pistas y al observar las ondas en los anillos, los investigadores lograron desarrollar modelos de lo que podría ser la estructura del núcleo de Saturno. Las características registradas en los anillos sugieren que debe existir un límite entre el núcleo y la envoltura gaseosa, que separa dos capas diversas por densidad o composición química. Las evidencias revelan la existencia de ondas de gravedad, lo que implica un límite interno diferente a lo que algunos modelos anteriores sugerían.

Pon límites

A partir de todas estas observaciones, se especula que el límite de la envoltura del núcleo se encuentra significativamente alejado del centro del planeta, aproximadamente al 60% de la distancia a su superficie, donde se estima que tiene un radio de cerca de 60.000 kilómetros, más de nueve veces el radio de la Tierra. No obstante, determinar la composición exacta del núcleo sigue siendo dificultoso, con estimaciones que oscilan desde 19 hasta 55 veces la masa de la Tierra, lo que sugiere que aún podría haber muchos más materiales fusionados allí.

Se ha mencionado que si el hidrógeno logra penetrar en el núcleo, podría formarse un fluido metálico capaz de mezclarse con otros elementos como hierro y silicatos. Sin embargo, a pesar de todos los avances en el campo, los modelos desarrollados no ofrecen una explicación completamente satisfactoria, abriendo un espacio significativo para investigar más sobre la evolución de estos cuerpos celestes y su formación.

En conclusión, aunque los resultados actuales apuntan en una dirección específica, los investigadores consideran que todavía queda mucho por conocer sobre el núcleo de Saturno y su composición. Cada descubrimiento nos acerca más a entender los misterios que el universo nos presenta y los procesos que han dado forma a los gigantes gaseosos. Ahora, con los datos correctos y análisis continuos, se espera que podamos resolver estas incógnitas y, potencialmente, aprender mucho más sobre otros cuerpos celestes.

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Arnaud Chicoguapo

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